ROSAURA A LAS DIEZ
Marco Denevi
CORREGIDOR
OBRAS COMPLETAS DE MARCO DENEVI
Tomo I Volumen 1
Diseño de tapa: Elías Rosado
Ilustración de tapa: Irene Singer - Leonel Luna
Todos los derechos reservados
Ediciones Corregidor, 2000
Rodríguez Peña 452 (1020) Bs As
Hecho el depósito que marca la ley 11723
ISBN de la Obra Completa 950-05-1188-6
ISBN 950-05-0491-X
Se terminó de imprimir en octubre de 2000
en Artes Gráficas Delsur, Alte. Solier 2450 (1870), Avellaneda
Impreso en Buenos Aires – Argentina
Digitalización: erimacons
Revisión: abur_chocolat may2004
Introducción, por Juan Carlos Merlo
Rosaura a las diez
INTRODUCCIÓN A LA LECTURA DE "ROSAURA A LAS DIEZ"
por Juan Carlos Merlo
El autor y la época
Rosaura a las diez, primera obra literaria de Marco Denevi, fue escrita en el segundo semestre de 1954, y, presentada para optar al Premio de Novela Argentina, instituido para obras inéditas por la Editorial Guillermo Kraft, obtuvo esa distinción por el voto unánime del Jurado integrado por Rafael Alberto Arrieta, Roberto F. Giusti, Alvaro Melián Lafinur, Manuel Mujica Láinez y Frida Schultz de Mantovani.
Por entonces, el acceso a lo literario en el ámbito comunicacional argentino se daba a través del libro y la revista, en primer lugar, y luego a través del cine, la radio y la televisión, en ese orden. La lectura de novelas mantenía su prioridad en las preferencias del público, pese a la irrupción del nuevo lenguaje de la televisión que, a fines de aquel año de 1954, cumplía su tercero de inserción en el universo comunicacional de la sociedad argentina. Su incidencia en el tiempo libre de la vida familiar era todavía escasa.
Los anuncios de novedades relativas a los libros que se editaban, daban idea del tipo de lecturas narrativas que se proponían al público argentino.
Hacia fines de 1955 y comienzos de 1956, se anunciaban Una pasión conyugal, de Ricardo Bacchelli, El peregrino, de Joyce Cary, El que pierde gana, de Graham Greene, Lo que hizo Dídimo, de Upton Sinclair, La noche de Don Juan, de Alberto Moravia, y El país de las sombras largas, de Hans Ruesch. En literatura hispanoamericana, se anunciaban Los adioses de Juan CarIos Onetti y Corral abierto, de Enrique Amorim, ambos uruguayos, El pecador, del hondureño Arturo Mejía Nieto y nuevas obras de narradores argentinos ya conocidos: de Jorge Luis Borges, Historia universal de la infamia; de Enrique Larreta, En la pampa; de Antonio Di Benedetto, El pentágono y de Enrique Wernicke, La ribera. Casi contemporáneamente, otros escritores nuevos buscaban ubicarse con perfiles propios en nuestras letras: David Viñas, con Cayó sobre su rostro; Beatriz Guido, con La casa del ángel; María Angélica Bosco con La muerte baja en el ascensor; y Denevi con la novela que comentamos.
Se vivían momentos de grandes tensiones en la sociedad argentina. Después de haberse producido un grave conflicto institucional entre miembros de la jerarquía eclesiástica católica y el Gobierno del General Juan Domingo Perón, un sector mayoritario de las Fuerzas Armadas, con el apoyo de grupos de civiles organizados en "comandos revolucionarios", protagonizaron un conato de rebelión el 16 de junio de 1955, y un segundo y definitivo golpe de estado los días 16, 17 y 18 de septiembre.