Es 1953 y Kilian abandona la nieve de la montaña oscense para iniciar, junto a su hermano Jacobo, el viaje hacia una tierra desconocida, lejana y exótica, la isla de Fernando Poo. En las entrañas de esa isla exuberante y seductora, le espera su padre, un veterano de la finca Sampaka, el lugar donde se cultiva y tuesta uno de los mejores cacaos del mundo. En esa tierra eternamente verde, cálida y voluptuosa, los jóvenes hermanos descubren la ligereza de la vida social de la colonia en comparación con una España encorsetada y gris; comparten el duro trabajo necesario para conseguir el cacao perfecto de la finca Sampaka; aprenden las diferencias y similitudes culturales entre coloniales y nativos; y conocen el significado de la amistad, la pasión, el amor y el odio. Pero uno de ellos cruzará una línea prohibida e invisible y se enamorará perdidamente de una mujer. Su amor por ella, enmarcado en unas complejas circunstancias históricas, y el especial vínculo que se crea entre el colono y los nativos de la isla, transformará la relación de los hermanos, cambiará el curso de sus vidas y será el origen de un secreto cuyas consecuencias alcanzarán al presente. En el año 2003, Clarence, hija y sobrina de ese par de hermanos, llevada por la curiosidad de quien desea conocer sus orígenes, se zambulle en el ruinoso pasado que habitaron Kilian y Jacobo y descubre los hilos polvorientos de ese secreto que finalmente será desentrañado. Una excelente novela que recupera nuestras raíces coloniales y una extraordinaria y conmovedora historia de amor prohibido con resonancias a
Luz Gabás
Palmeras en la nieve
Una conmovedora historia colonial en las legendarias plantaciones de Fernando Poo
ePUB v1. 0
Dirdam 24. 04. 12
Editorial: Planeta (Temas de hoy)
Publicación: 7 de febrero de 2012
ISBN: 978-84-9998-023-2
A mi padre, Paco,
por la contagiosa pasión con la que vivió su vida;
y a José Español,
por ser la pasión de la mía.
Gracias a ambos existe esta novela.
A mi madre, M. ª Luz,
y a mis hermanas, Gemma y Mar,
por su apoyo incondicional, siempre.
Y a José y Rebeca,
quienes han crecido junto con estas páginas.
Esta noche os amaréis con desesperación porque sabéis que va a ser la última noche que pasaréis juntos.
Nunca más volveréis a veros.Nunca.
No será posible.
Os acariciaréis y os besaréis tan intensamente como solo lo pueden hacer dos personas angustiadas, intentando impregnarse mediante el sabor y el tacto de la esencia del otro.
La intensa lluvia tropical golpea furiosa la barandilla verde del pasillo exterior que conduce a las habitaciones, ahogando el ruido de vuestros gemidos rabiosos. Los relámpagos intentan extenderse en el tiempo para vencer la oscuridad.
«Déjame verte, tocarte, sentirte un minuto más…»
En una esquina de la habitación, dos maletas de cuero desgastado. Descansando en el respaldo de una silla, una gabardina. Un armario vacío con las puertas entornadas. Un sombrero y una fotografía sobre la mesa. Ropa de color crudo por el suelo. Una cama convertida en nido de amor por la mosquitera que, colgada desde el techo, la rodea. Dos cuerpos agitándose en la penumbra.